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UNIR LAS LUCHAS PARA QUE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES MANDEN

miércoles, 9 de marzo de 2016

ESPECIAL 8 DE MARZO

No queremos hacer un homenaje más, decir palabras amorosas para las mujeres que luchan, las que han sufrido, las que son imprescindibles, en sus familias, en sus organizaciones, en sus pueblos.

Queremos compartir vivencias, situaciones dolorosas, injustas, también situaciones que nos alegran, ejemplos que nos dan vida.

Queremos dejar en la memoria estos ejemplos, sacar a la luz estas injusticias y destacar cómo hay compañeras que, una vez más, se organizan, sacrifican su tiempo, sus intereses, por los intereses y por el bien de todas y todos: de todas nuestras hijas e hijos, de sus propios compañeros, vecinas y vecinos, colegas. Reciban nuestro saludo fraterno.

ENVIADO POR AQUILES CÓRDOVA: 

Dentro de las principales reivindicaciones por las cuales luchaban y luchan las mujeres trabajadoras, cuyo día Internacional es hoy 8 de Marzo, se encuentra EL FIN DEL TRABAJO INFANTIL y ello era no sólo en su calidad de trabajadoras, sino que también en su calidad de madres. Por que no se trata este tema hoy en día, rara vez se menciona, incluso en las organizaciones femeninas.
¿Cual es la situación Hoy?
La niña-mujer y el trabajo infantil - tamboreras de Brasil - Mensaje y poemas de Gioconda Belli, poeta nicaragüense.
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La niña-mujer y el trabajo infantil – Mensaje y poemas d...
La niña-mujer y el trabajo infantil Hace algún tiempo,  en una población de un sector popular de Santiago, Chile; se le preguntó a un poblador ¿Qué tuvo su esposa? ...
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ENVIADO POR ITCIAI CATEPILLÁN RUBILAR (desde Venezuela):



Para exigir justicia

Familia de chilena asesinada en guarimba envía carta a diputados venezolanos

http://www.radiomundial.com.ve/article/familia-de-chilena-asesinada-en-guarimba-env%C3%ADa-carta-diputados-venezolanos?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook



Homenaje a la mujer trabajadora, a la esposa y madre, a la luchadora social, en la persona de Elena Muñoz, viuda de Sergio Maureira Lillo.

Por Carlos Maureira Navarrete – MAPU Conchalí

A días de conmemorarse el día internacional de la mujer, debemos mencionar a una mujer que vivió un dolor que difícilmente podemos dimensionar, que es perder cuatro de sus hijos y un esposo. Elena Muñoz, esposa de Sergio Maureira Lillo compañero y militante MAPU, detenido y desaparecido junto a sus cuatro hijos el 7 de Octubre de 1973, cuyos cuerpos aparecieron enterrados cinco años después de su detención en los Hornos de Lonquén.

Elena Muñoz recorrió distintos lugares indagando el paradero de su esposo y sus cuatro hijos: Tenencia de Isla de Maipo y otras comisarías, cárceles, recintos habilitados como centros de detención (Estadio Nacional, Estadio Chile), SENDET, Instituto Médico Legal, Ministerio de Defensa; también envió cartas a recintos de detención en otras ciudades, sin lograr respuesta positiva.

Desde su desaparición Elena Muñoz no sólo tuvo que luchar por la búsqueda de sus hijos, sino también mantener a su familia, ya que aún tenía ocho hijos de los cuales seis eran menores de edad.

Pero su dolor no terminó ahí, una vez conocido el hallazgo de Lonquén e identificadas las víctimas los familiares se congregaron junto a cuatro mil personas a mediados de septiembre de 1979 en la Iglesia Recoleta Franciscana a la espera de la entrega de sus restos para realizar la misa fúnebre y su posterior entierro en el Cementerio General de la capital chilena. Pero los restos fueron sacados esa noche del Instituto Médico Legal, violando la resolución del fiscal militar, y lanzados mezclados unos con otros a una fosa común.
Años después y a través de un proceso judicial producto de la lucha y presión de las familias de las víctimas, en el año 2006 los restos fueron exhumados de la fosa común y se inició un proceso de identificación. Por fin el año 2010, terminado el proceso de identificación, Elena Muñoz pudo enterrar con dignidad a su esposo (a nuestro compañero) y a sus hijos, una vez comentó que se trataba de su “último deseo que me separaba de la tumba, ahora podré morir en paz”. Elena Muñoz actualmente tiene 93 años y vivirá varios más.
En su nombre conmemoramos a miles de mujeres oprimidas, violentadas en sus derechos, sin embargo, con su fuerza se levantan y nos dan una lección de vida que nos obliga a continuar la lucha por justicia e igualdad. ¡Por ellas que nunca se rindieron! ¡Ni perdón Ni olvido! 
Mapu Conchalí

Elena de Lonquén... cuando la dignidad y la esperanza marchan unidas

 

Por Osvaldo Aravena

 

http://osvaldoaravenas.blogspot.cl/2016/03/elena-de-lonquen-cuando-la-dignidad-y.html



"Llamar a las mujeres el sexo débil es una calumnia; es la injusticia del hombre hacia la mujer". Mahatma Gandhi.

Fue un 7 de octubre de 1973 cuando la vida de Elena Muñoz cambió para siempre. Elena se había casado con Sergio Maureira Lillo con quien tuvo 12 hijos. Fue un domingo cuando un grupo de Carabineros llegó hasta su hogar y se llevó detenido a su marido. También a cuatro de sus hijos.


Comenzaría así un largo calvario en la búsqueda de sus seres queridos. Un atisbo de verdad se develó a fines del 78, cuando un campesino -mediante confesión a un sacerdote- contó que en unas minas de cal de la localidad de Lonquén existían restos de varias personas. Eran los 15 campesinos cuyas vidas habían corrido la misma suerte ese fatídico 7 de octubre.


37 años pasaron para que casi todos los mártires de Lonquén tuvieran sus funerales. Y recién ahora -43 años después- culminan las pericias a los restos realizadas por el Servicio Médico Legal.

Llegamos un domingo de marzo a la casa de la señora Elena. Está ubicada en la calle “Nueva Esperanza” de la comuna de Isla de Maipo, alentadora coincidencia: ahí vive ella, una mujer de 94 años que está en la plenitud de su conciencia, con un pequeño problema de audición –eso sí- que no le impide expresarse con lucidez.


Vive con su hijo Juan Luis Maureira. Él arrienda una parcela, que trabaja como agricultor. Cuando él está trabajando, acompaña a Elena, su amiga de hace más de 25 años Eliana Diaz. 


Elena es generosa en sus recuerdos. Evoca a Sergio, su marido. “Lo conocí en Viluco. Yo tenía 20 años y él 16. Después de conocerlo yo me vine a Isla de Maipo ya que mi papá y mi mamá -cuando supieron que estábamos pololeando- me trajeron de allá. Él venía todos los días domingo a verme, hasta cuando nos casamos. Mi papá y mi mamá lo querían mucho porque era muy trabajador. Yo con él viví muy bien, era muy bueno, muy cariñoso, muy trabajador”.


Los ojos de la señora Elena se humedecen de emoción al recordar a quien llama “mi viejo”.


Cuenta con entusiasmo de esos primeros años en familia, como fueron llegando los doce hijos. De ellos sobreviven cuatro mujeres y cuatro hombres. Nos habla también de sus padres. Su papá Armando Muñoz, el “llavero” del fundo donde vivían en Viluco (comuna de Buin), de sus tres hermanas mujeres y su hermano varón. 


La señora Elena se motiva hablando de sus años junto a su marido y sus pequeños hijos. “Vivimos primero en Santa Victoria, vivíamos en un ranchito de paja, y después nos vinimos a Isla de Maipo”.


Y cuando su memoria la lleva a la temprana ausencia de sus 5 familiares asesinados, nos dice… “Dios siempre me ha dado la fuerza para seguir adelante y estar hasta aquí de pie. Y los derechos humanos, (alude al mundo de los derechos humanos) siempre me han apoyado y acompañado, nunca me han dejado sola” y continúa: “las veces que hemos estado en los Hornos, mucha gente nos ha acompañado, hasta la Presidenta”.


Elena Muñoz, celebró el año 2011 sus 90 años de vida con una linda fiesta, donde además de familiares nos invitó a quienes hemos acompañado su caminar y el de los otros familiares de los mártires de Lonquén. Esa noche, ella fue el “alma de la fiesta”. Cantó, recitó, hizo chistes y entusiasmó con su alegría a todos sus invitados.


Cuando regresé esa noche a mi casa, no podía dejar de preguntarme ¿Cómo esta mujer que vivió un hecho tan dramático, perder en un instante a su compañero de vida y cuatro jóvenes hijos, pudo sobrellevar su vida? ¿Cuál es la fuerza interior que la mantuvo en pie? 


La verdad, ella reiteradamente señaló como lo más importante su fe en Dios. Pero junto a ello, el salir adelante junto a sus ocho hijos, caminar el largo camino de la verdad y la justicia, y encontrarse en ese camino, con otras madres, esposas y hermanas con el mismo dolor y anhelo fue -sin duda- el combustible esencial para vivir y seguir adelante.


Nunca podremos conocer los fueros internos de otras personas, nunca podremos saber las veces que Elena, en la soledad de su conciencia y memoria, pareció rendirse, y a la vez logró pararse.


Pero sí sabemos de su ejemplo, sí sabemos de cómo su vida, alentó otras vidas consciente e inconscientemente. Junto a Sola, Viviana, Carmen, María y tantas otras, alentó las luchas por la verdad y la justicia. Logró que el ¿Dónde están? de ellas, se transformara en el ¿Dónde están? de todos.


Se acerca la hora de almorzar y le pido que antes de irme, pueda fotografiarla. Elena se pone de pie, y le pide a su amiga Eliana que le ayude a sacar el delantal. No es necesario le digo… y Eliana me dice “nooo, si es pretenciosa también” sacando una sonrisa de ella. 


Caminamos hacia un verdadero altar donde están las imágenes de Sergio, su marido, y de Rodolfo, Sergio, Segundo y José, sus cuatro hijos. Y antes de llegar a él, me dice que quiere recitarme una poesía. Muchas gracias, le digo, con no poca emoción, y comienza…


“Una paloma blanca, que del cielo bajó
Con sus alas abiertas, y en el pico una flor
En la flor una lima, y en la lima un limón
Mari, mari morena son los rayos del sol
Si tu madre lo sabe qué dirá, que dirá
Que tendrá que decir… ¡Que tendrá que decir!
Yo te estimo y te adoro y me muero por ti”

Con Eliana la aplaudimos, y la abrazo por el regalo poético de esta mujer imprescindible. Le digo que esta conversación, se la llevaré cuando esté publicada, como un regalo. Por el privilegio de haber compartido en la intimidad de su hogar, sus vivencias y reflexiones.


En tiempos donde las mujeres enarbolan sus reivindicaciones y se organizan para dotar de igualdad los avances de nuestra sociedad, es importante mirar estos ejemplos de vida. Mujeres como Elena, son huellas que al seguirlas, dotan a cualquiera de más esperanza y -sobre todo- más dignidad.

Está señora es hermana de mi abuela, me lleno de emoción leer esta crónica, y al saber que recita me hace recordar a su madre, mi bisabuela Teresa que tenía esas dotes artísticas de cantar a lo divino y recitar, muchas gracias al periodista que hizo esta nota, sin duda es una gran mujer ya que seguir viviendo después de perder a su esposo y cuatro hijos es una gran lección a quienes muchas veces nos sentimos apesadumbrados. Que viva muchos años.

  


Semblanza de una luchadora imprescindible: la Yoko

A fines del año 1968, paso por la sede de la DC, de La Cisterna (por curiosidad) y en la JDC, están expulsando a un militante por comunista (Edo Henríquez Paredes). Regreso en marzo del 69, y encuentro a Eduardo, como presidente de la misma. Bueno, estuve asistiendo algunos días y con motivo de la "Matanza de Puerto Montt",  y en mayo ingreso al Mapu (Nunca fui de la JDC).

Con la llegada de la UP, se hacían las reuniones en la Gobernación de San Miguel, dónde era Gobernador Alejandro Bell. Bueno de allí, a Mario Jerez y a la que habla nos envían a trabajar a la Corporación de Obras Urbanas, dónde era jefe de personal Nelson Roumat Guzmán (un traidor que Pinochet lo designó alcalde por San Antonio).  

Desde el año 1971, trabajé en el Regional  Santiago Centro, participando en cada una de las misiones que me encomendaron. 

Los mapus que trabajábamos en la COU, y haciendo memoria, con poca experiencia política y además teniendo a un "Traidor" entre nosotros, nos encontrábamos muy poco organizados para el momento del golpe, tal es así que acordamos que: En cuanto supiéramos del golpe, nos reuniríamos una hora después, en Arturo Prat con la Alameda (eso era una ridiculez). Todos dispersos y a modo de justificación, terminé trabajando en contra del dictador con los compañeros del PC, del trabajo  y otros que estaban cerca de mi casa.

El 7 de Octubre de 1976, fui exonerada de la COU. Continúe, trabajando con el PC, eso sí que ellos teniendo muy claro que yo era Mapu (creo que pensaron que lograrían que militara, lo que nunca hice).

En el año 1994, y por casualidad me vuelvo a encontrar con Eduardo Henríquez, él me explicó que sólo estaba el  MOC.  Luego de la división producida en el último Congreso en el que participé (2007), continué mi militancia en el Mapu Histórico.

A grandes rasgos es todo lo que puedo contar queridas/os compañeras/os.

Un fraternal abrazo de Gioconda (alias la Yoko).

HOMENAJE GRÁFICO DEL MAPU A LAS LUCHADORAS DE AHORA Y DE SIEMPRE




LOS Y LAS MAPUCISTAS SALUDAMOS A LAS MUJERES TRABAJADORAS, CONMEMORANDO A LAS QUE CAYERON Y A LAS QUE HOY TRABAJAN LUCHANDO POR LA LIBERACIÓN DE LOS PUEBLOS Y DE LAS CLASES POPULARES.
























































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